Mejores consejos para el control de la legionella

Publicado en


 

La legionella es una bacteria que se encuentra comúnmente en cuerpos de agua dulce, como lagos y ríos, pero también puede proliferar en sistemas de agua artificiales, como los sistemas de agua potable, torres de enfriamiento y spas. La exposición a esta bacteria puede provocar la enfermedad del legionario, una forma grave de neumonía. Dado su potencial impacto en la salud pública, es esencial implementar medidas efectivas para controlar y prevenir la proliferación de legionella en instalaciones tanto públicas como privadas.

 

El primer paso para el control de la legionella es entender detalladamente los sistemas de agua de la instalación, en este punto te pueden ayudar los especialistas de Trakta. Esto implica mapear todas las áreas donde el agua puede estancarse y dónde las condiciones podrían favorecer el crecimiento de la bacteria. Es fundamental realizar una evaluación de riesgos exhaustiva para identificar puntos críticos donde la legionella podría proliferar. Esta evaluación debe ser realizada por profesionales capacitados que puedan analizar tanto la estructura del sistema de agua como sus condiciones operativas.

 

El mantenimiento y la limpieza regular de los sistemas de agua son cruciales para prevenir la acumulación de sedimentos, corrosión y materia orgánica que pueden servir como nutrientes para la legionella. Las torres de enfriamiento, en particular, deben limpiarse y desinfectarse con frecuencia, ya que son entornos ideales para el crecimiento de la bacteria debido a las temperaturas cálidas y la presencia de material orgánico.

 

Es recomendable establecer un programa de mantenimiento preventivo que incluya inspecciones regulares, limpieza y desinfección de todos los componentes del sistema de agua. Este programa debe documentar todas las actividades realizadas, incluyendo las fechas y los resultados de las inspecciones y las medidas correctivas implementadas.

 

La legionella se multiplica a temperaturas entre 20°C y 45°C, con un crecimiento óptimo alrededor de 35°C. Por lo tanto, uno de los métodos más efectivos para controlar esta bacteria es mantener el agua fuera de este rango de temperatura. Se recomienda que los sistemas de agua caliente se mantengan a temperaturas superiores a 60°C y que el agua fría se mantenga por debajo de 20°C. Esto puede requerir ajustes en los sistemas de calefacción y refrigeración y la instalación de dispositivos de monitoreo de temperatura.

 

La aplicación de biocidas y desinfectantes es una estrategia común para controlar la legionella en sistemas de agua. Estos productos químicos deben seleccionarse y aplicarse de acuerdo con las normativas locales y las recomendaciones del fabricante. Los biocidas más comúnmente utilizados incluyen el cloro, el dióxido de cloro y el bromo. Es importante mantener niveles residuales adecuados de estos desinfectantes en el sistema para asegurar la eliminación continua de la bacteria.

 

La cloración continua implica mantener un nivel constante de cloro en el sistema de agua. Este método es efectivo pero requiere un monitoreo constante para asegurar que los niveles de cloro sean suficientes para matar la legionella sin causar problemas de salud o daño al sistema de tuberías.

 

El uso de sistemas de filtración puede ayudar a eliminar la legionella y otros microorganismos del agua. Los filtros de micro y ultrafiltración son efectivos para este propósito. Además, el tratamiento del agua con tecnologías avanzadas como la radiación ultravioleta (UV) puede inactivar la legionella, complementando otros métodos de desinfección.

 

La radiación UV es una tecnología no química que utiliza luz ultravioleta para destruir el material genético de la bacteria, impidiendo su reproducción. Este método es particularmente útil en aplicaciones donde no se desean residuos químicos.

 

El monitoreo regular de los sistemas de agua es esencial para la detección temprana de la legionella. Esto incluye la toma de muestras de agua y su análisis en laboratorios especializados. Los resultados del monitoreo deben ser utilizados para ajustar las estrategias de control y asegurar la efectividad continua de las medidas implementadas.

 

Es fundamental establecer un programa de muestreo que incluya todas las áreas críticas del sistema de agua. Las muestras deben ser analizadas utilizando métodos reconocidos y confiables, como la técnica de cultivo en agar o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).

 

La capacitación del personal encargado del mantenimiento de los sistemas de agua es vital para el éxito de cualquier programa de control de legionella. El personal debe estar bien informado sobre los riesgos asociados con la bacteria, las estrategias de control y las mejores prácticas de mantenimiento y monitoreo. Además, la concienciación de los usuarios finales, especialmente en instalaciones públicas como hospitales y hoteles, puede ayudar a reducir el riesgo de exposición.

 

Desarrollar programas de formación específicos para el personal de mantenimiento puede asegurar que todos los involucrados comprendan la importancia de las medidas de control y cómo implementarlas de manera efectiva. Estos programas deben incluir tanto formación teórica como práctica.

 

Mantener una documentación adecuada de todas las actividades de control de legionella es esencial para la trazabilidad y la mejora continua. Esta documentación debe incluir registros de mantenimiento, análisis de agua, acciones correctivas y cualquier incidente relacionado con la bacteria. Además, es importante establecer canales de comunicación claros para informar a todas las partes interesadas sobre los resultados del monitoreo y las acciones tomadas.

 

Generar informes regulares que resuman las actividades de control y los resultados del monitoreo puede ayudar a identificar tendencias y áreas que requieren atención. Estos informes deben ser revisados por la dirección y utilizados para ajustar las estrategias de control según sea necesario.

 

El control efectivo de la legionella requiere un enfoque multifacético que combine el conocimiento del sistema de agua, el mantenimiento regular, el control de la temperatura, el uso de biocidas, la filtración, el monitoreo constante, la capacitación del personal y la documentación adecuada. Implementar estas mejores prácticas puede reducir significativamente el riesgo de proliferación de legionella y proteger la salud de los usuarios finales. Las instalaciones deben comprometerse a seguir estas estrategias de manera continua y adaptarlas a las condiciones específicas de sus sistemas de agua para asegurar una prevención efectiva.

 

0 comentarios: